martes, 23 de febrero de 2010

CORTALA NEGRO

Acá va la version digital de un nuevo cuento de fútbol ya publicado en la edicion papel de La Puerta auspìciado, aquí y allá, por la gente de Pagani Deportes.

El Negro Refucilo debía su apodo a la rapidez que tenía, no precisamente en el deporte, sino con lo ajeno. Era un paisano reforzado y no le hacía asco a nada. Parejo, como decimos acá. Así que cuando lo invitaron para completar el equipo de los casados, no dudó en aceptar aunque nunca hubiera jugado al fútbol. Dijo que no sabía jugar y le dijeron que no importaba, que hiciera lo que ellos le decían y listo.
Como no tenía equipo entró con la ropa que llevaba puesta: botas de potro, sombrero, bombacha, cinto con rastra y facón atravesado en la cintura. Entre varios le calzaron la camiseta que era, por lo menos, tres números más chica.
Comenzó el partido y Refucilo no agarraba una. Corría atrás del pelotón con la lengua afuera y no le daban un pase ni equivocados. Hasta que encontró una pelota perdida y como nadie lo marcaba corrió hacia el arco contrario. Las bombachas le flameaban y producían un sonido de bandera al viento. Ahora sí, Refucilo en pleno ataque se acercaba al área. Por el centro, venía el Torcido Villafañe en un solo grito:
- Cortála Negro... Negro cortála...
El Negro Refucilo escuchó el pedido implorante de Villa y recordó lo que le habían dicho: “vos hacé lo que nosotros te digamos y listo”. Ahí nomás, sacó el facón, apretó la pelota entre las piernas y la cortó al medio.

Luis Lujan

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